Es día 5 de agosto de 2014, y son
aproximadamente las diez y media de la noche. Faltan menos de 48 horas para
emprender la mayor aventura de mi vida, y estoy aquí escribiendo porque
necesito compartir con todos ustedes lo que siento ahora mismo: la alegría y el
miedo que supone empezar algo nuevo, y la tristeza que supone dejar atrás a mi
familia y a mis amigos, que ni son muchos ni se quedan tan atrás.
Llevaba unos días pensando que
quizás era hora de comenzar un diario donde contar mi aventura por Alabama, y
anoche de la mano de algunos buenos allegados, recibí el impulso necesario para
hacerlo definitivamente. Sí, a partir de ahora contaré aquí todo lo que tenga
que ver con mi viaje: desde las historias más increíbles que espero vivir,
hasta los momentos más complicados que estoy seguro que en algún momento habrá.
Al mismo tiempo, y para evitar la extraña sensación que supone ponerse los
cuernos con uno mismo, sepan que seguiré publicando (espero) en mis
montonesdepapeles.
Soy consciente de que no todo van
a ser buenos momentos, y que habrá días en los que desearía no haber salido
jamás de aquí. He visto mucha gente a mi alrededor desaprovechar una
oportunidad bastante peor que a la que a mí se me ha brindado esta vez, y
siempre he pensado que si hubiera sido yo, jamás habría echado esa ocasión a
perder. Es hora de demostrarme a mí mismo que tenía razón.
Por otra parte, y pese a que creo
firmemente que la distancia nada tiene que ver con los kilómetros, déjenme que
les explique que siete uno nueve cinco no es más que el número de éstos que,
según Google Earth, separan en línea el lugar del que vivo a día de hoy (San
Lorenzo de El Escorial) de aquel en el que, a partir del jueves, comenzaré a
vivir (Tuscaloosa).
Así pues, si quieren sentarse, al
fondo hay sitio, y si desean una copa, ahí tienen el mueble bar. De cualquier
manera, y decidan lo que decidan, sean bienvenidos a “Aquellos días de Alabama”.
Aquí comienza la gran aventura de mi sueño americano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario